La tierra del Padre François

La tierra del Padre François

LIGNY EN BARROIS

La tierra del P. François está situada al noreste de Francia, en la región de Lorena, en el Departamento de Mosa. Agua por todas partes hacen del lugar un espacio verde que invita al sosiego. Pequeñas colinas dan al lugar un encanto especial. Camino de Verdún vemos una indicación del pueblo donde nació el fundador de Frater en 1897, Ligny en Barrois y que luego, a causa de una tormenta no pudimos visitar. Este pueblo tiene en la actualidad unos 4.200 habitantes. A destacar la Iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes, del siglo XVI, gótica-renacentista, monumento histórico desde 1928 y donde fue bautizado. La inscripción del escudo de este pueblo que dice: “en mis penas voy creciendo”, pudo influir en la vida de François, y hacerle pensar y situar el origen y la esencia de Frater en el “levántate y anda” del Evangelio (Mc. 2,11).

 

SANTUARIO DE LA VIRGEN DE BENOITE-VAUX 

Un lugar especial para todos los fraternos es el Santuario de la Virgen de Benoite Vaux (Bendito Valle o Valle de la Bendición). Aquí el P. François realizó ya enfermo, los estudios del último curso del seminario, hizo un retiro en el 1928, que supuso para él, según su propio testimonio, una experiencia espiritual fuerte que marcó de alguna manera su vida.  En él nació la Frater en 1945 en un encuentro-retiro de enfermos, promovido por un grupo de enfermas y dirigido por el propio P. François, quien celebró el 14 de julio de 1982 la gran fiesta del sesenta aniversario de su ordenación sacerdotal. También nosotros celebramos la Eucaristía con un grupo de fraternos de la Diócesis de Verdún y dimos gracias a Dios por la Fraternidad, que pusimos bajo el amparo de la Virgen María.

Se encuentra en la localidad de Rambluzin -15 habitantes en la actualidad- enclavado en un hermoso y verde valle y rodeado por el bosque Souilly. Se cree que en su origen fue un lugar de culto en la cristianizada Galia en el siglo V.  Hay constancia, sin embargo, de su existencia en el siglo XII. Cuenta la leyenda que en ese lugar unos leñadores oyeron cantar a los ángeles el Ave María y encontraron una estatua de María, al pie de un roble, cerca de una fuente. A pesar de haber sido destruido el Santuario varias veces a lo largo de los siglos, ha vuelto a surgir como centro de devoción mariana y de peregrinaciones.  La última vez fue destruido en el año 1793 durante la Revolución Francesa, siendo destruida también en esa ocasión la talla de la Virgen del siglo XVI. El santuario fue restaurado en el año 1830. La estatua de la Virgen que se venera en la actualidad también es muy antigua, y dicen que se asemeja a la original. Fue coronada en 1875 y lleva en una mano una manzana y en la otra al Niño Jesús. Se la invoca bajo el título de “Consuelo de los afligidos” y “Reina de la Paz”.

Existe en este lugar un Vía Crucis (Camino de la Cruz) con sus catorce estaciones esculpidas en monolitos de piedra. Fue diseñado en el año 1890 por un famoso escultor francés del neoclasicismo, Henri Chapu, nacido en el año 1833.  Solo pudo esculpir la primera estación porque murió en abril de 1891. Terminó de ejecutar el resto de las estaciones un joven escultor de la Mosa, Desiré Fosse. El Vía Crucis fue bendecido por el Obispo de Verdún el 26 de septiembre de 1895, dos años antes del nacimiento del P. François, que peregrinaría a lo largo de su vida, muchas veces a este lugar y meditaría con frecuencia la Pasión de Cristo.

Hay además una Fuente, que dicen milagrosa, que se encontraba a la cabecera de la Iglesia y se trasladó a unos doscientos metros, a su ubicación actual en septiembre de 1644. Han construido en ella un monumento neogótico,  coronado por  una estatua de la Virgen, réplica de la que existía  en el siglo XVI. Bebimos del agua de la fuente. Era fácil recordar en aquel lugar el salmo 23, 2-3: “El Señor me hace reposar en prados de hierba fresca, me conduce junto a aguas tranquilas y repone mis fuerzas”.

El agua de lluvia nos acompañó en nuestra estancia en Benoite-Vaux, incluso en forma de fuerte tormenta, que nos mantuvo aislados en aquel lugar un par de horas. No me hubiera importado permanecer allí algún día más.

VERDUN

Verdún es la ciudad donde el P, François desarrolló su actividad pastoral de forma especial, donde vivió, tuvo su sede la Frater intercontinental y donde murió en 1986, en el “Foyer (Hogar) de Frater”, que en la actualidad es un edificio cerrado que solo pudimos ver por fuera y que parece está en venta. Me apena un poco. Los lugares también hablan de algún modo de las personas, que son lo verdaderamente importante. Los lugares emblemáticos, y este lo es para Frater, pueden desaparecer o darles otro uso, pero lo importante es que reconozcamos y agradezcamos la vida que hubo en ellos, que nos obliga a fortalecer esta vida y la de nuestro Movimiento.

La Iglesia de San Víctor de la que fue párroco el P. François y el Convento de las Monjas Carmelitas,  del que fue capellán, son dos lugares juntos, especiales en nuestro viaje. El convento, que visitamos por dentro, el entorno, su austero claustro y la capilla, con las  únicas imágenes de Cristo crucificado y la Virgen, de madera policromada del siglo XV, que transmite serenidad, nos invitan a descubrir lo esencial de la vida, que es el encuentro con Dios para acudir al encuentro con los hermanos. Lo viven las diez monjas carmelitas que habitan en este convento.

Verdún, por otra parte es una ciudad impactante. En ella tuvo lugar la Batalla de Verdun, del 21 de febrero al 19 de diciembre de 1916, en la primera guerra mundial, una de las batallas más sangrientas de la historia de la humanidad, Hubo doscientos cincuenta mil muertos y quinientos mil heridos, lanzándose treinta y siete millones de proyectiles. A los cien años se ven todavía las huellas de aquella contienda, que da a su paisaje un aire ondulante y lleno de cráteres que antes no tenía. Visitar esta ciudad es vacunarse contra la guerra. Sus habitantes quieren recordarlo y tienen por la ciudad y alrededores varios memoriales. El más famoso el Cementerio de Douaumont, lleno de cruces y otras estelas, en las que están inscritos el nombre y apellido de 16.000 muertos. 36 tumbas colectivas acogen los restos mortales de 130.000 soldados franceses y alemanes sin nombre que murieron  en la batalla. Unidos, mezclados para siempre como símbolo de la locura de la guerra. Una Iglesia con unas galerías de 137 metros y una torre en forma de proyectil que alcanza los 46 metros de altura, nos invita a rezar por la paz, a ser constructores de paz, pacíficos y pacificadores. Es consolador saber que el Obispo Ginisty de Verdun, que ordenó sacerdote al P. François, es el que propuso construir este memorial de los muertos de la guerra.

El Verdun actual de unos 22.000 habitantes, muy diferente, parece sorprendente y agradable. Calles llenas de animación, agradables muelles, bares y restaurantes con buenos creps, mejillones…  con barcos de recreo a lo largo del Río Mosa desde el que se divisa la ciudad en la que destaca la Catedral, monumento histórico por decreto de 30 de octubre de 1906, de la que el P. François fue canónigo y donde se celebró a su muerte la Misa de corpore insepulto en  febrero de 1986, que fue construida entre los siglos X y el XVI, con un hermoso claustro gótico de los siglos XIV-XVI. Los meandros de su río, calma silenciosa de esta Región, donde la emoción viene de la rica historia de una ciudad que, en virtud de tratados y la batalla, finalmente ha elegido el camino de la Memoria y de la Paz.

Y el Cementerio donde reposan los restos del P. François, en el lugar destinado a los canónigos de la Catedral, presidida por una cruz de piedra. Una sencilla tumba en tierra, con unos pequeños cantos rodados en el suelo. Una inscripción con la fecha de su muerte, 3 de febrero de 1986, indicando que fue Fundador de la Fraternidad Internacional de personas enfermas y con discapacidad y del Instituto secular de Nuestra Señora de la Ofrenda. Sus restos esperan la resurrección, en manos del buen Dios, a quien pide que acompañe a su obra en su peregrinar fraterno y evangélico.

ARCHIVO DEPARTAMENTAL DE LA REGION DE MOSA

La vida es lo que importa. La vamos construyendo a través de nuestros actos, compromisos, intereses… Queda reflejada muchas veces en papeles, fotos, documentos… Visitamos, y fuimos recibidos cordialmente, el Archivo Departamental de la región de Mosa, en Bar-Le-Duc, donde están depositados los archivos de Frater Intercontinental. Ha sido una buena decisión. Están bien cuidados y clasificados para que puedan ser consultados por quien muestre interés en conocer y estudiar la historia de Frater y de su fundador el P. François. Damos gracias a Dios por él y por la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad,  una realidad de vida, a través de la cual muchas personas con enfermedad y discapacidad se han descubierto a sí mismas capaces de amar, de ser amadas y de luchar por un mundo mejor, alentadas y fortalecidas por su fe en Jesús.

José Mª López López
Consiliario General de Frater España

 

 

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