La Frater se va haciendo “mayor”. Este año cumple setenta años. Con este motivo el Equipo Intercontinental ha enviado una reflexión a todas las Fraternidades del mundo, en la que nos invitan a los fraternos/as a hacer memoria y agradecer de corazón el paso de los que nos han ido precediendo a lo largo de estos años. Entresacamos alguna de sus afirmaciones:
“Es tiempo de celebración, de recuerdos, de reflexión. Como diría el Padre François, todo comenzó con un contacto personal, con una visita. Seguramente todos los que conocemos y vivimos la Fraternidad hemos sentido la generosidad de ese encuentro tan sencillo, donde tenemos palabras de aliento, escuchamos la vida, compartimos cosas cotidianas que muchas veces son los primeros tejidos de una amistad o fraternidad. Toda visita, todo encuentro, llega de alguna manera al corazón y siempre es un decir, aun sin palabras “levántate y anda”. En estos setenta años de Fraternidad, mujeres y hombres de casi todo el mundo han vivido esta experiencia.
Vicente Mazip, asesor de Brasil y fundador de la Frater en ese país, dijo una frase inolvidable: “La Frater es como una ola que sube y baja…” En estos setenta años hemos tenido momentos en que la ola está arriba y otros en que es casi horizontal, pero el mar no se seca. La Frater está pasando por momentos difíciles pero está viva y sigue siendo mar abierto que acoge, espera y se regala. Seguimos luchando.
Como Jesús, desde el amor, trabajamos por la dignidad de cada persona, por la justicia, la equidad. Nuestra hermana, Dolors Vázquez, coordinadora intercontinental, expresó en una asamblea continental de América: “la Frater ha luchado por los derechos humanos mucho antes de que se hablara y promovieran los Derechos Humanos”.
La Frater, desde sus inicios, en sus principios fundamentales, es un camino con mucho espíritu y una estructura mínima, para reconocer e ir haciendo realidad día a día el derecho fundamental y humano de toda persona: su dignidad, su razón de ser en la sociedad, su ser protagonista del Reino que apasionó a Jesús durante toda su vida. No nos institucionalicemos, caminemos como Jesús.
Somos evangelio, noticia buena en la sociedad, nunca un estorbo. Cuerpo de Cristo, cuidadores de la dignidad de toda persona, responsables en la construcción de una convivencia donde todos podamos vivir como personas en y con dignidad. En definitiva, ser feliz. Somos humanidad y comunidad, somos regalo y responsabilidad. Así nos sentimos, así sentimos a los demás y eso es lo que queremos ser para los demás.
Setenta años de historia. Es nuestra historia. El futuro siempre es mayor, más grande, lo hemos de ir construyendo, haciéndolo. Precisamos agradecer, reconocer, celebrar, compartir, visitarnos… para que, cada día, el mundo, nuestra tierra, sea más fraterna y también más humana. Con Jesús, a su estilo, debemos continuar construyendo comunidad. Dueños siempre de nuestra historia y compartiendo siempre nuestra experiencia al servicio de la dignidad humana.
Setenta años nos invitan a mirar nuestra vida y nuestra historia. Es hacer memoria y también es el momento propicio para ver nuestro presente y futuro. ”Palabras para la vida, para hacer memoria y agradecer, no para la nostalgia. Lo dijo el poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”. Nosotros también queremos seguir haciendo camino fraterno, siempre al servicio de nuestros hermanos/as.
El Equipo General