Poco a poco vamos saliendo de una noche oscura colectiva y avanzamos hacia una mañana que huele a Pascua. La esperanza, como la Pascua, no son hojas caducas de un calendario sino la experiencia más profunda de renacer y buscar la luz en cada momento de nuestra existencia. Y ello, a pesar de los acontecimientos más traumáticos que debemos afrontar a lo largo de nuestro proceso vital. Ciertamente, hoy nos abocamos al riesgo inconsciente de alimentar nuestro corazón de tristeza. Han sido excesivas la soledad y el temor vivido. El psiquiatra Luis Gutiérrez afirma que “Después de la actual situación es previsible que nos enfrentemos a un incremento de enfermedades mentales, concretamente a mayor frecuencia de ansiedad y depresión en los próximos meses y, por supuesto, a fobias, especialmente agorafobia”.