Se acerca el tiempo de Adviento, de Navidad…. Pero este año distinto a los anteriores en la forma de vivirlo, aunque no en el fundamento de lo que es en sí. “Hay que nacer de nuevo” es verdad. Dios nos invita a ser personas atentas a nuevas posibilidades, oportunidades de descubrirle entre nosotros. Un Dios que se hace pequeño, débil, necesitado, que se abaja para llegar al centro de nosotros mismos y con nosotros, que llega en una situación difícil, llena de novedades desconocidas y llega “en camino” porque sus padres tenían que viajar para empadronarse… y nace en un lugar insospechado para ser “el Rey de Reyes”.
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