En este mes de marzo se cumple el año desde el inicio del estado de alarma donde se decretó el confinamiento estricto. Para frenar los contagios, los ingresos hospitalarios, los fallecimientos… tuvimos que encerrarnos en nuestras casas. Así, experimentamos en carne propia la sensación de soledad con la que muchas personas viven sus días. En cierto modo fue una soledad buscada y razonada, para sobrevivir teníamos que aislarnos.
Desgraciadamente la soledad no deseada ya era una realidad en los países occidentales. En una encuesta reciente a la sociedad española, más de la mitad de la población responde que siente algún tipo de soledad o tiene algún riesgo de aislamiento social.