Homenaje de la ciudad de Segovia a quien fuera su obispo de 1970 a 1995
La ciudad de Segovia, a petición de una Asociación denominada “AMIGOS DE D. ANTONIO PALENZUELA”, y por unanimidad de la corporación municipal ha descubierto una placa en el lugar en que vivió D. Antonio los primeros años de su estancia en Segovia como obispo.
La placa tiene la inscripción:
LA CIUDAD DE SEGOVIA A D. ANTONIO PALENZUELA VELAZQUEZ
“Pastor conforme al corazón de Dios”
Sabio y humilde obispo de Segovia entre 1970 y 1995
Vivió aquí al principio de su misión en esta ciudad
Y el lema de su pontificado:
“Ubi spíritus, ibi libertas” (Donde está el espíritu, está la libertad)
Con este motivo hemos recuperado lo que escribió el obispo de Segovia en febrero de 1984, después de participar en la inauguración del local de Frater Segovia. Es un escrito que tiene plena y vigente actualidad para entender lo que es y aporta la Frater y los fraternos/as.
LA FRATERNIDAD CRISTIANA DE ENFERMOS
Febrero de 1984
La tarde del domingo pasado, la sencilla pero cordial inauguración de los locales de la Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos Físicos de Segovia me dio mucho que pensar. Hay enfermos y minusválidos que han encontrado sentido a su vida, a pesar de sus sufrimientos y limitaciones. No se han dejado empequeñecer y derrotar por el mal, sino vencen al mal a fuerza de bien. No buscan tanto suscitar la compasión en un mundo que estima sobre todo el rendimiento, el dinero y el bienestar, cuanto animar y ofrecer razones de vivir a otros, sanos o enfermos. Difunden paz y alegría. Han entendido bien el dicho de Jesús: “Hay más felicidad en dar que en recibir”.
Me parece que los llamados “sanos”, que ayudan a estos enfermos y minusválidos, pueden recibir de ellos más que de lo que con sus cuidados y atenciones les ofrecen. ¡No es nada, darle a cualquiera, ponerle a su alcance la posibilidad de algo bastante raro en nuestro tiempo: querer de veras y desinteresadamente!
Los enfermos y minusválidos debieran ser uno de los centros más importantes de atención de la comunidad cristiana. En ningún otro lugar se comprueba mejor la fuerza de la cruz y de la resurrección de Jesús y se descubre mejor el gran cambio que Jesús nos trajo: un cambio más radical que cualquier otro cambio.
Aquel domingo por la tarde participaban de la alegría de los enfermos y minusválidos físicos algunos jóvenes, pero eran muy pocos. Los de al Fraternidad y yo lo sentimos por lo mucho que tantos jóvenes se pierden.
Antonio Palenzuela, obispo de Segovia