ENCUENTRO DE LAS COMISIONES PERMANENTES DE ACCIÓN CATÓLICA DE ESPAÑA
En Ávila, los días 5 y 6 de noviembre, nos hemos reunido los movimientos de Acción Católica Española en lo que habitualmente llamamos las Comisiones Permanentes, esto es, los equipos directivos a fin de reflexionar y tratar asuntos comunes. Nos acompañaron D. Luis Manuel Romero, director de CEAS y nuestro consiliario general D. Antonio Gómez Cantero, obispo.
Como punto de partida queríamos discernir acerca de qué proyecto de ACE queremos construir, qué líneas de trabajo podemos emprender y cómo podemos hacerlo. Para iluminar estas cuestiones nos acompañó, como ponente, Pino Trejo, militante de la HOAC en Canarias.
Pino, sin andarse por las ramas, inició su exposición planteando que es posible que en la ACE hayamos perdido la capacidad de soñar juntos. Que quizás estemos refugiándonos en actitudes defensivas que nos impiden construir comunitariamente y que, hoy, debemos prepararnos para caminar juntos, sinodalmente, y para ello es imprescindible discernir la senda que queremos recorrer y, además, qué sentido darle.
Pino insistía en cómo debemos estar atentos a las llamadas que Dios nos hace y disponernos al envío, de ahí la importancia de tomar conciencia del lugar donde el Señor nos ha puesto para que llevemos a cabo nuestra misión evangelizadora. Y ser conscientes de que somos Iglesia en el mundo: para estar en el mundo, en esta sociedad donde nos encontramos y, ahí, realizar nuestra tarea como laicos y laicas.
Este estar atentos, implica estar en disposición de escucha para así poder dialogar y acoger las otras realidades y, desde la humildad, ser capaces de asumir las aportaciones de los demás. Incluso hasta llegar a ser capaces de sacrificar lo mío en favor del común. Pino, nos ofreció unas reflexiones que nos ayudan a discernir cual es el camino común que tenemos que compartir entre la diversidad de movimientos que componemos la ACE y teniendo claro que la diversidad no debe ser un problema, al contrario, ello es fuente de riqueza. Y sin olvidar en ningún momento que la diversidad nos llama a la corresponsabilidad para confluir en la Comunión.
Nuestros diálogos se fueron orientando para ir descubriendo qué mínimos tenemos entre todos los movimientos para compartir y construir caminando juntos, porque, pese a que a veces magnificamos las diferencias que pueden existir entre la Acción Católica General y la Acción Católica de los Movimientos Especializados, todos somos una Acción Católica Española con la tarea común de evangelizar. Como decía D. Antonio: “gracias a Dios, la riqueza de la Iglesia es que somos diferentes, y ello siempre nos exige un esfuerzo de acomodación para vivir desde el amor”. Por ello, continuaba diciendo que “debemos vivir nuestra fe desde la pluralidad”. Muchas de las propuestas del encuentro se centraban en la necesidad de encontrarnos para conocernos y dialogar porque, en definitiva, compartimos mucho más de lo que nos separa. También para compartir nuestras experiencias de vida y celebrar, hacer de nuestros encuentros una experiencia eucarística y, como terminaba diciendo D. Antonio, “necesitamos espacios de Betania: compartir la vida, hablar, comer y descansar”.
En definitiva, a los movimientos de ACE nos corresponde aquello que se cita en el Documento preparatorio para el Sínodo (pg. 30): “hacer que germinen nuestros sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos”.
Enrique Alarcón García
