De nuevo, la viña espera para que la Fraternidad vaya escribiendo senderos de ternura entre los seres humanos
Como un otoño anticipado, la mesa donde nos reunimos el nuevo Equipo General, está llena de hojas donde van cayendo, reunión tras reunión, nuestras reflexiones y donde van tomando forma los trazos de nuestro Plan de Trabajo. El zumbido del aire acondicionado se hace presente en medio de los silencios y el impulso de su aire esparce los aromas del café estimulándonos a proseguir nuestra tarea.
Han sido muchas las reuniones, durante todo el verano, para ir acogiendo las frágiles vasijas que contienen el quehacer fraterno acumulado y trasmitido por cada Equipo General al terminar su tarea y que, en este caso, el anterior Equipo ha ido depositando lenta y cariñosamente en nuestras manos. Gracias por vuestra sencillez y disponibilidad hermanos.
El tórrido verano se despereza con sus fuertes tormentas mientras que los vientos rompen su calma y arrastran hasta nosotros el dulzor de la fruta madura, es el momento de ponerse en camino, la viña está dispuesta y el Señor espera que sus operarios se presenten con las manos abiertas y el corazón dispuesto.
El Equipo General